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Fotografía: Adele Enersen. |
¡Recuerda, un día fuiste mi bebé!
Recuerdo a mi hijo jugando en el parque.
Jugando en el parque y comiendo arena.
Yo recuerdo que mi hijo me regalaba todas las flores que encontraba y yo pensaba que nunca nadie me había regalado tantas flores.
Y ya no sé vivir sin ti. No sé vivir sin ti.
Recuerdo cuando te echaste a caminar el mundo, a hablar el mundo, a crear el mundo. Dando todos los pasos que dibujan acentos de belleza en cada desequilibrio, en cada caída.
Recuerdo a mi hijo, yo le empujaba en el columpio y él gritaba: ¡Hasta el cielo!
¡Hasta las nubes!
Hasta más allá de lo que llaman más allá... (...)
Te convertiste en mi protector de noches, en mi diseñador de atardeceres y en mi creador de mañanas, siempre que, de mañana, tarde o noche, te acurrucabas en mi regazo como antes lo hacías en mi tripa".
Poema extraído del libro "Si tú no hubieras nacido", de Carlos Laredo. Editorial Kókinos.
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